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Una de las obras más completas de y sobre el “Foucault made in Spain”



Por María José Rodrigo del Blanco

El profesor Galván, buen conocedor de la obra de Foucault y del que ya publicó algo en números anteriores de nuestra revista, nos acerca ahora a un periodo del pensamiento español especialmente creativo, interesante y, como todo lo que rodea a nuestra más reciente memoria histórica, críticamente polémico: la época del final del franquismo y la posterior Transición en el Estado español. Y lo hace con el hilo conductor del pensador francés, analizando “las lecturas y los lectores que acogieron la obra foucaltiana en el ámbito intelectual académico y extraacadémico español” (p. 11), desde 1967, cuando se publica el primer artículo sobre su obra, hasta 1986, año en que se sucedieron homenajes, congresos, etc., tras su muerte en 1984.

Mantiene Galván que la cultura española de esa época crea un “Foucault español”, apropiándose de una manera muy singular de las obras del francés. En España han coexistido los “foucaltistas” (sacerdotes exegetas del maestro) y los “foucaltianos” (que usan su legado más críticamente). No obstante, tanto sus simpatizantes como sus detractores tienen que reconocer que Foucault hizo imprescindible enfrentarse a nuevos intereses filosóficos, como el manicomio, la cárcel, el sexo, la mujer, el cuartel, el hospital, la escuela, etc., que vienen a ser como la “caja de herramientas” para encontrar nuevas vías de análisis y actuación para la transformación social, más allá de viejas ortodoxias, incluso de las marxistas.

¿Fue Foucault una “mera moda intelectual”? Galván sostiene claramente que no y que, lejos de tal interpretación, sigue siendo un referente fundamental para el análisis de las formas de opresión y la elaboración de nuevos discursos emancipatorios.

El libro se divide en tres bloques temáticos. La primera parte, “Del Tardofranquismo a la Transición española. Análisis político-filosófico”, explora el mundo académico español de ese tiempo-espacio desde el tomismo imperante aún en algunos círculos hasta la fenomenología, la hermenéutica, la filosofía analítica y la neonietzscheana. La segunda parte recoge lo que Galván llama “la recepción extraacadémica de Foucault” y en cuatro capítulos analiza cómo se recibieron las ideas de su, por ejemplo, Historia de la locura. Y en el último bloque se recorre “la recepción académica” en torno a tres ejes fundamentales en la obra del francés: la verdad, el poder y uno mismo, pues “Michel Foucault estudió la configuración del ser humano analizando tres campos de experiencias distintas: el saber, el poder y la ética” (p. 18).

La monografía del profesor Galván consta de un aparato crítico muy sólido con abundantes notas a pie de página y citas de otros autores que vienen al caso en cuadros de fondo gris incluidos en su propio texto y que ilustran los ecos y las huellas del pensamiento de Foucault en diversos intelectuales españoles de esos años, desde Eugenio Trías, a quien en buena parte se debe la introducción del pensador francés en nuestro país, hasta Gabriel Albiac, Savater, Varela, Álvarez-Uría, Garrido, García Santesmases y un largo etcétera.

El capítulo de fuentes (hemerográficas, periodísticas, bibliográficas del propio Foucault o sobre él) da también sobrada cuenta de que nos encontramos, quizá, ante una de las obras más completas de y sobre el “Foucault made in Spain” y que tendrá que ser una referencia obligada en posteriores títulos sobre el autor francés.

Recomendamos igualmente su lectura a todos los que quieran conocer mejor un periodo de nuestra filosofía, del que, por supuesto, aún no se ha dicho todo y cuyos protagonistas siguen aún en nuestro espacio intelectual, aunque algunos ya no son lo que eran…, ni falta que hace.


Reseña publicada en Paideia. Revista de filosofía y didáctica filosófica n.º 88, mayo-agosto de 2010

 

  De vagos y maleantes

 

10/12/2010 09:27:36
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