En Feminismo y Anarquismo II se recogen escritos autobiográficos sobre la cuestión sexual y la lucha por el control de la natalidad, relatos de la experiencia directa de Emma Goldman en las cárceles femeninas donde fue recluida en varias ocasiones, textos sobre mujeres escritoras y militantes anarquistas, como Mary Wollstonecraft, Voltairine de Cleyre, Louise Michel, y un texto de resumen de su trayecto vital que, a modo de sosegado balance, escribió casi al final de su vida.

«La prisión había sido la mejor escuela. Una escuela más dolorosa, pero más vital. Aquí había entrado en contacto con las profundidades y complejidades del alma humana; aquí había encontrado la fealdad y la belleza, el egoísmo y la generosidad. Aquí, también, había aprendido a ver la vida a través de mis propios ojos…[…] La prisión […] me había ayudado a descubrir mi propia fuerza, la fuerza para permanecer sola, la fuerza para vivir mi vida y luchar por mis ideales, contra el mundo entero si fuera necesario».

El aliento libertario insertado en su tiempo que recorre estos textos, lejos de celebraciones y mitificaciones, nos muestra la poderosa presencia de su compromiso vital. 

«Lo que se considera generalmente como éxito —la adquisición de riqueza, la conquista del poder o el prestigio social— son para mí los fracasos más funestos. Sostengo que cuando se dice de una persona que ha llegado, significa que está acabada, que su desarrollo se ha detenido en ese punto. Siempre me he esforzado por permanecer en un estado de flujo y crecimiento continuo, y no petrificarme en un nicho de autosatisfacción».