Emma Goldman, rusa de nacimiento, estadounidense de adopción y habitante del mundo por devoción, será un hito en la historia del anarquismo por su coherencia y predisposición a encabezar cualquier acción a favor de la justicia y la igualdad social, lo que le llevó en más de una ocasión a la cárcel y, finalmente a su destierro a Rusia, Francia y finalmente Canadá.Al igual que ocurriera con otro de los grandes astros del anarquismo, Bakunin, nunca intentó sistematizar su pensamiento en una monografía, limitándose a recopilar sus escritos en la prensa que, aunque escritos en ocasiones con un carácter perentorio, hacía, por ese mismo carácter de inmediatez, un perfecto balance de su pensamiento, sin enmascararlos en construcciones filosóficas a posteriori.