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Antes de los recortes, a los niños y niñas que lo necesitaban, les ofrecíamos desdobles, más profesorado y currículum adaptado. Ahora consumen metilfenidato, speed, mucho más barato que un docente. No aprenden, pero tampoco molestan; son descartes de una escuela farmacodependiente, que separa entre válidos y no válidos, y de la que muchos nos negamos a formar parte. Aquí sabrás de las artimañas que los creyentes del TDAH emplean para que drogar a nuestra infancia se asemeje a una práctica médica, y el buen encaje que esto ha tenido en la escuela de los recortes.
Alcohol, tabaco y cannabis son sustancias que nuestros hijos e hijas consumen por su cercanía. A los adultos no nos gusta que nuestros hijos e hijas beban o fumen, pero tampoco hemos hecho por prepararles para que usen dichas sustancias con conocimiento. Debemos educar sin drogas, pero también debemos educar en las drogas. Conocer las drogas hace a nuestros hijos e hijas más fuertes y autónomos. El papel de la escuela es clave, al igual que el modelo educativo que le da sentido y financia.
¿Drogas por docentes? No, gracias.

?La falta de plazas para docentes debido a los recortes no puede ser excusa para envenenar a nuestrxs jóvenes. Y la falta de información con respecto al consumo de las cuatro sustancias aquí tratadas hace que miles de personas vayan a padecer en un futuro muy cercano las consecuencias (por supuesto crueles) de una cobardía social difícil de entender? (Enrique Villarreal Armendáriz, El Drogas, del prólogo).

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