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Un libro sobre los presos olvidados del franquismo y el postfranquismo

 
Por Lara Ferri Bertran
 
Los años de la Transición fueron trascendentales en la historia de nuestro país, pero también convulsos. Las heridas sin cicatrizar causadas durante la guerra, la posguerra y el franquismo volvieron a abrirse con gritos y gestos de protesta para reivindicar todo aquello que les habían privado durante décadas. Uno de los colectivos que se sublevó contra las injusticias del régimen franquista fueron los 'presos sociales', denominación que indica su condición de víctimas de una sociedad punitiva, estricta y agonizante que les aplicaba penas de cárcel bajo leyes como la Ley de Vagos y Maleantes o la de Peligrosidad y Rehabilitación Social.

Tras el final del régimen dictatorial, mucho de estos presos reclamaron a un gobierno muy joven la amnistía y la libertad, así como un cambio radical en la legislación penitenciaria. Y es en este contexto, en el desarrollo de manifestaciones, luchas y reclamos, en el que César López Rubio, Doctor en Historia por la Universidad de Barcelona, ha publicado el libro 'Cárceles en llamas, el movimiento de los presos sociales en la Transición'. Este estudio, resultado de la tesis doctoral del escritor, supone dar luz a muchos aspectos oscuros de la conflictividad carcelaria  y el proceso de transformación de las prisiones en la época del Generalísimo hasta el sistema penitenciario que se mantiene hasta la actualidad.

 

Dado este cambio, tanto en el sistema político como social o ideológico, no era extraño ver en los tejados de las cárceles a decenas de 'presos sociales' reclamando el reconocimiento de su inocencia. La situación de protesta se agravó más cuando las manifestaciones fueron acompañadas por violencia y enfrentamientos, presos heridos, muertos y cárceles destrozadas. Pronto se creó la COPEL (Coordinadora de Presos en Lucha) que daba voz y voto al conjunto de presos y firmaba en su nombre los manifiestos que también fueron acompañados por huelgas de hambre, autolesiones y motines. El escándalo y el descontrol obligaron al gobierno de Adolfo Suárez a declarar la primera amnistía en 1976 y la Ley de amnistía de 1977. Sin embargo, el gesto político no fue suficiente para los 'presos sociales', aunque sí para los 'presos políticos' que fueron liberados.

 

No fue hasta la Ley Penitenciaria de 1979 cuando los 'presos sociales' tuvieron reconocida su libertad de todo cargo y se recogieron algunas de las exigencias transmitidas por la COPEL que humanizaban las condiciones de vida en las prisiones. No obstante, el gobierno no llevó a cabo una limpieza de funcionarios tal y como reclamaba la coordinadora. Mucho de ellos fueron testigos mudos y tapaderas de los miles de abusos que se cometieron contra los presos en los años de la dictadura. La COPEL se disolvió el 1978 después de una larga lucha. Poco a poco se abandonaron la conducta y el colectivismo carcelario mientras la heroína se convirtió en moneda de cambio y esencia de vida de muchos presos durante finales de los años 70 y la década de los 80.

 
 
 
Reseña publicada en Lennon, el 08/07/2014

 

 

Cárceles en llamas

05/07/2014 17:51:40
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