"Es difícil encontrar hoy, en estos tiempos de egoísmo, canibalismo e insolidaridad, quien tienda hacia el prójimo sus palabras y sus pulmones. Compañero enemigo resulta un poemario cargado de esperanza, consciente del horror del vivir y del capitalismo, pero que busca la sinceridad y la fraternidad como ejes desde los cuales avanzar. Está construido con poemas de gran intensidad, radicalmente honestos, abiertos y positivos, compuestos de palabras despejadas aunque de notable fuerza poética en sus imágenes.

Apela a la aventura de vivir sin red, alejados de las (falsas) certezas y de la planificación, girando sobre la sencillez, y de manera continua critica a quienes la esquivan: “Somos de fuego y adoramos la ceniza, / nos da pavor la quemadura y somos llamas”. Proclama la belleza de errar (“Equivocaciones. Vocaciones”), fundamento para el aprendizaje, y, así se convierte esencialmente en una celebración de la vida, pero desde el prisma de los que dudan, de los equivocados, pues ellos pueden mejorar por su experiencia y pueden afrontar retos (y superarlos). Igualmente, Bermúdez es consciente de las contradicciones íntimas, y lucha por integrarlas como forma de enriquecimiento. Se trata, sin duda, de un brillante poemario y de un necesario canto para coger aire en nuestras luchas"

Alberto García-Teresa en Diagonal, marzo 2008

Ilustración de cubierta Joaquín González Muñoz, Quini